LA ALACENA DE MARIANA

Barco del Corneta y Cucú. Verdejo ecológico


¿Sabías que antiguamente en las Tierras de Medina también se cultivaban variedades de uva palomino y viura? Me lo cuenta entusiasmado Félix Crespo, enólogo y bodeguero, mientras nos desplazamos en coche hasta el viñedo más antiguo y preciado de la bodega Barco del Corneta. Allí nos espera Beatriz Herranz, enóloga y también bodeguera. Juntos forman un gran equipo y comparten un mismo sueño: hacer vinos distintos a los que se ya se elaboraban en la comarca de Rueda.

Vinos con personalidad que nos recuerdan a los aromas más auténticos y tradicionales del verdejo. Vinos para disfrutar, compartir y agasajar. Vinos que todo amante del vino que se precie debería probar al menos una vez. Aunque si lo pruebas, te aseguro que no será la única ocasión que lo hagas. Si te gusta el vino, estos vinos te van a gustar. Promesa de winelover.

Barco del Corneta, el sueño de dos enólogos hecho realidad

Félix y Beatriz se conocieron mientras cursaban la carrera de enología. Tras finalizar los estudios, la vida les llevó por caminos separados aunque su amistad se mantuvo viva pese al paso de los años. Al heredar la madre de Beatriz un terreno familiar de 5 hectáreas en la localidad de La Seca, Beatriz vió por fin la oportunidad de cumplir con lo que tanto habían soñado Félix y ella durante su etapa universitaria: elaborar su propio vino.

Y en vez de poner a la venta ese terreno decidieron plantar vides en espaldera, pero a su manera, sin seguir los consejos de los viticultores locales. Desde el primer minuto todo el proyecto enológico ha sido diferente a lo que ya se hacía en la zona. Y pese a ir contracorriente, «todo vino rodado», me relataba la madre de Beatriz, cuya pasión e ilusión por la bodega se desata a través de su jovial y dulce mirada.

Y aquella parcela heredada en el pago de Cantarranas, dentro del llamado triángulo de oro (la zona que abarca Tordesillas, Medina del Campo y Rueda), fue el germen de los vinos de Barco del Corneta.

Una parcela ubicada a 750 metros de altitud en el municipio de La Seca, qye Beatriz y su madre plantaron con verdejo en 2008 sobre un terreno – descepado hace años- de suelos sedimentarios de arena, arcilla y cantos rodados, con una capa de caliza en el subsuelo.

Las características climáticas y la idea de crear vinos respetuosos con el suelo, las uvas y el entorno les llevaron a trabajar la viña bajo parámetros ecológicos. Por este motivo no se emplean tratamientos de síntesis química y todas las labores las realizan de forma manual.

Un viñedo «prefiloxérico» para los vinos más top de la bodega

Y en esa búsqueda por hacer vinos diferentes, tuvieron la suerte de encontrar un viñedo de cepas muy viejas plantadas en vaso cuya antigüedad se desconoce (aunque es posible que las vides sobrevivieran a la filoxera gracias al terreno tan arenoso en el que se ubican).

Este antiguo y desamparado viñedo se encuentra a medio camino entre las Tierras de Medina y la Tierra de Pinares. La uva (variedad verdejo y palomino) se vendimia a mano y se deposita con sumo cuidado en cajas para ser trasladada a la bodega.

Una peculiaridad del terreno es que la tierra está compuesta por arenas que estuvieron cubiertas por mar durante el pleistoceno, por lo que conservan cierta salinidad. Así como una base de tierra compactada que almacena mejor la humedad en el subsuelo y que permite que el viñedo sobreviva en años de mayor sequía.

La bodega subterránea, una verdadera joya a visitar

Todo el pueblo de La Seca (Valladolid) está horadado. Una red de intrincados túneles y salas subterráneas para la elaboración del vino de las que se desconoce su antigüedad. Algo que si no eres de la zona, te llamará poderosamente la atención. Y es ahí, en los oscuros túneles donde se conservan sus mejores vinos almacenados en barricas a temperatura constante.

Sus vinos ecológicos, una colección de referencias que invitan a pecar

Sus vinos son un viaje a través de la viticultura respetuosa, del amor hacia el mundo rural, de respeto por el pasado e ilusión hacia el futuro.

Barco del Corneta

Es la interpretación personal del verdejo en La Seca que nos recuerda a los orígenes de este vino blanco. Con una acidez muy equilibrada, presenta ciertos aromas anisados y almendrados (al menos así yo lo percibí). Un vino artesano, austero, amplio y con gran capacidad de guarda. Escribiremos sobre este vino más adelante.

Cucú (Cantaba la rana)

El espíritu de Cucú es el de hacer un vino blanco verdejo más accesible, más fresco, más divertido, pero sin perder la personalidad de la bodega. Un estilo más desenfadado que Barco del Corneta, pero manteniendo el carácter y esencia de la bodega.


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